El concierto que unió a varias generaciones en un solo lugar
La noche de ayer, jueves 2 de octubre, la banda de reggae y ska argentina Los Pericos inició su gira por Venezuela en la terraza del Centro Comercial Sambil acompañada de dos grupos venezolanos: Desorden Público y Rawayana. Entre músicos de larga y corta trayectoria se podrían imaginar que el público variaba entre adultos de 35 y cuarenta y dele, a chamitos de hasta 10 años (sí, hay una esperanza en la cultura musical del país señores).
Con la señal de entrada al público a eso de las cinco de la tarde después de toda una mañana de ensayos y pruebas de sonido, la terraza del Sambil empezó a llenarse poco a poco. Luego de comprar la respectiva birra en la súper barra que estaba en la entrada y tomarse la foto con un par de modelos, se podía ver cómo la gente que ya no aguanta el trote de un concierto de este estilo, pero que se sigue tripeando este tipo de música, tomaba sus respectivos asientos en las gradas, mientras que los que esperábamos un pogo y bailar ska hasta la muerte agarrábamos nuestro puestico en la parte de abajo lo más cerca de la tarima echándole un ojo a la ubicación de la segunda barra y los baños.
Después de un par de horas de espera llenas de “Hola, sí, sí, probando, uno, dos, tres…” y fotos por aquí y por allá el evento inició con Rawayana, seguido de Desorden Público y terminó con el plato fuerte de la noche, Los Pericos. Aquí se los explico por partes.
Rawayana
Es una banda de reggae relativamente nueva si se compara con los grupos que le seguían. La cosa tomó tensión cuando el vocalista, Beto, al terminar las primeras canciones con las que presentó el grupo le lanzó al encargado de sonido la siguiente frase: “Mientras ustedes trabajan nosotros no cantamos”, para que dejara de hablarle por el audífono durante la presentación, al parecer, estaba fastidiándolo (por decirlo de manera educada).
Durante su estadía en la tarima se podía escuchar a jevas gritándole a Abeja y a Beto “Te amo”, “Mírame, aquí estoy” y un sinfín de frases que caían muy mal al oído para el mood del lugar, incluso se podía oír al público comentando sobre lo desubicadas que se veían (más tarde volveremos a mencionarlas).
Su presentación continuó con un repertorio variado entre su primer trabajo discográfico y el último, sin pasar por alto el “Ay Ay Ay” y el intento de baile de Beto que arreglaba con una sonrisa y un movimiento de rulos.
*Inserte aquí durante unos minutos el sonido de “Hola, sí, sí, probando, uno, dos, tres…”*
Desorden Público
Fue aquí cuando se unieron los jóvenes con los no tan jóvenes. Las gradas se activaron, la gente que llegaba de su trabajo y de mentarle la madre al jefe se soltaba el pelo y bailaba el ritmo de “Allá cayó” y de un montón de clásicos que producían un viaje en el tiempo. Aquí volvemos a mencionar a las chicas que le expresaban su amor a los integrantes de Rawayana porque, sorprendentemente, no se sabían ni una canción de la principal banda de ska de Venezuela.
Entre cada bloque de canciones, disfrutábamos de la intervención de Horacio Blanco con su voz del más allá que le baja las pantaleticas a la que menos espera, bailes grupales, olor a cigarritos y, no podía faltar, la reflexión sobre la situación por la que está pasando el país.
Regalaron “dólares” para que dejáramos de llorar:
Durante la presentación de este grupo fui abordada por un par de personas que calificaré como adultos jóvenes, los cuales aparentaban unos 30 o 35 años de edad y ambos me dijeron cosas muy parecidas a estas: “Yo cuando tenía tu edad no pelaba ninguno de los conciertos de estos panas”, “Cuando yo estaba como tú, Desorden Público estaba dando sus primeros pasos” y “Tú naciste y ya yo estaba tripeando con Desorden” recalcando que el cariño, la fanaticada y el trabajo que ha realizado esta banda desde su creación no ha restado seguidores, sino sumándolos generación tras generación.
Esta es una de las canciones que viene incluida en el próximo disco que saldrá a la luz el año que viene:
*Inserte aquí, nuevamente, durante unos minutos el sonido de “Hola, sí, sí, probando, uno, dos, tres…”*
Los Pericos
Después de escuchar por un largo rato a vendedores ofreciendo las tiras de “Los Periquitos” junto a la cerveza, el agua y el refresco, llegaron Los Pericos. Si con Desorden habíamos viajado en el tiempo, con ellos más (salvo por la canción “Tan pronto baje el sol” que decidieron cantarla por primera vez en vivo en este concierto).
Recordamos “Pupilas lejanas”, “I am waiting for you love”, “Runaway” y un montón de canciones más que pusieron a todos a cerrar los ojos y moverse al ritmo del reggae y del ska. Con un performance muy rela dieron una presentación bien de pinga.
Lo que pondré como mi opinión personal, y creo que quienes disfrutaron a Los Pericos desde sus inicios podrán confirmar o negar con más experiencia, es que hace falta Bahiano. La voz del actual vocalista es buena, no se puede negar, pero está ese “no sé qué”, ese toque que perdió Los Pericos con su antiguo líder.
En resumidas cuentas el concierto estuvo muy de pinga. La gente se tripeó full el ambiente, las presentaciones y hasta el concurso que hicieron por unas franelas a pesar de que no hubo el típico súper pogo o rueda de ská que se pueden ver en toques en la Diego Ibarra como los de Ska-P o Manu Chao y que todos esperábamos, lo máximo que se llegó a hacer fue un espacio bien holgado en la parte de atrás en donde la gente podía bailar con mayor libertad si no iban pendiente de ver a las bandas a dos pasos de distancia.
Aún quedan tres presentaciones, hoy estarán en Maracaibo, mañana en Valencia y el domingo volverán a la capital para una despedida. Si tienen la oportunidad de ir, ¡no se lo pierdan!
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